Bebieron todos y fueron a abrazar a Zverkov. Yo no me moví; tenía mi copa llena ante mí.
-¿No queréis brindar? -rugió Trudolyubov, que había perdido la paciencia, encarándose conmigo con aire de amenaza.
-¡Quiero brindar solo... y después beberé, señor Trudolyubov!
Dostoievski, Memorias del subsuelo
Un día tengo que leerme ese libro... A ver si termino todos los que tengo en la pila de "pendientes" :-) Besos!!!
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