martes, 5 de abril de 2011

El rumbo

-Capitán -dijo el timonel en voz baja.
-¿Sí?

A pesar de que se encontraban a tan sólo unos metros el uno del otro, la voz del capitán sonaba lejana y triste, como un eco de algún tiempo no muy lejano en que uno hubiera podido levantar la mirada, sacar pecho y hablar en un tono que denotara seguridad en sí mismo. Un tiempo que sin duda había pasado ya.

El timonel permaneció en silencio buscando las palabras adecuadas para no transgredir los límites de su rango, aunque lo haría si fuera necesario. Era urgente tomar medidas, las que fueran, y el capitán no parecía tener intención de tomarlas por sí mismo.

-Mi capitán, nos encontramos muy cerca de la Antártida, en medio de ninguna parte. Hace días que no conseguimos pescar en esta zona, la comida escasea y el vigía está gravemente enfermo a causa del frío.
-¿El vigía?
-Sí, señor, el médico ha dicho que probablemente no llegue a mañana.

La noticia no pareció tener ningún efecto sobre el rostro del capitán. Se había vuelto imperturbable, insensible al dolor ajeno, incluso apático. No era en absoluto un hombre despiadado, no buscaba hacer sufrir a los demás, pero aquella actitud que había ido desarrollando desde los diez días anteriores ponía en serio peligro a los demás tripulantes, y parecía no importarle lo más mínimo.

Tras esperar inútilmente una respuesta por parte del capitán, el timonel continuó:

-Señor, necesitamos una orden, un rumbo que seguir. Si seguimos al pairo...
-Lo sé -interrumpió el capitán.

No dijo nada más. Se mantuvo en silencio, de espaldas al timonel, mientras éste buscaba alguna respuesta en el reflejo de su cara en el cristal. El mínimo cambio de expresión, la mínima señal que pudiera interpretar como una orden. Entonces pediría al capitán permiso para retirarse, iría en busca de sus mapas, se izarían las velas y la nave viraría hacia el nuevo destino. Todos se pondrían a trabajar y tendrían la posibilidad de regresar a casa algún día.

Pero la orden no llegaba y el viento cada vez era más frío.

3 comentarios:

  1. Eso se merece un buen motín.

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  2. Muy acertado reflejo de la políticas económicas mundiales acerca de las bancas y los mercados. Igualica que el capitán, a verlas venir y cada vez en peores condiciones...

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  3. Javi, ¡lo habrá!

    Mr., en realidad es una reflexión sobre la pérdida de objetivos en la vida. Yo de economía no entiendo, me parece un tremendo coñazo.

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