En medio de la oscuridad,
en medio de un silencio absoluto,
algo se movió entre los árboles.
Y vio la luna reflejada en alguna parte,
en los ojos del fantasma
y en el filo de un cuchillo.
Y la luna apretó la empuñadura
y clavó su acero en el pecho del hombre,
el acero ártico.
Y el hombre no sangró.
Y el fantasma no se movió.
Él seguía viendo la luna brillar en sus ojos.
No me preguntes, pero este poema me ha recordado a Lorca... Besito!!!
ResponderEliminarNo recuerdo haber leído nada suyo más que quizá en el instituto... así que no sabría decirte.
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