martes, 26 de julio de 2011

Inútil

De qué sirve enfadarte. El cambio depende de ti, aunque no siempre esté a tu alcance. Todo lo demás obedece la primera ley de Newton. Nada cambia, nadie cambia, la basura nunca empieza a oler bien de repente.
De qué sirve sacudirte las pulgas. Las hay a millones. Puedes quemarte o bañarte en ácido, pero nunca se irán. Puedes viajar diez mil kilómetros pero allí donde vayas también habrá pulgas, no te engañes, España es un país repugnante pero no es el único.
De qué sirve desear algo que no puedes conseguir.
De qué sirve envenenarte, sentir desprecio, odiar, soñar sin poder dormir, emborracharte, caerte redondo, vomitar sobre los zapatos nuevos.
De qué sirven los barcos si las velas están rotas y alguien se ha cargado al timonel.

5 comentarios:

  1. Lo único que sirve es trabajar y zurcir las velas, y aprender a manejar el timón. Besito!!!

    ResponderEliminar
  2. Las velas casi valdría más cambiarlas por unas nuevas, y en cuanto al timón... tal vez el problema sea que los mapas están mojados.

    ResponderEliminar
  3. La última frase es muy buena. El barco no tiene arreglo. Los seres humanos no pueden construir nada que no se pudra y se rompa, cualquier barco terminará por hundirse.

    Nada sirve de mucho.

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  4. Javier, creo que tú y yo para curar depresiones tampoco servimos XDD

    El problema del barco no es exactamente que se hunda sino que permanezca al pairo y no haya forma de conducirlo a ninguna parte.

    ResponderEliminar
  5. El problema de un barco no es el barco en si mismo. Es el mar, caprichoso y violento. Para poder afrontarlo toda la tripulación tiene que ser una y el capitán ha de ser bravo, comedido y sabio. Si todos trabajan a una, da igual lo que el mar presente, que se afrontará mejor o peor. Si todos van a su bola, esté el tiempo como esté el barco irá sin rumbo, a veces por casualidad en la buena dirección, las más mal, pero aunque vaya será sin orden ni concierto.

    ResponderEliminar