miércoles, 14 de marzo de 2012

medicina para el alma

Entonces tenía otro nombre, pero ¿quién se acuerda ya de eso?

                Niemand erinnert sich nicht mehr.

Supongo que lo hemos olvidado con los años o que nos hemos acostumbrado a llamarla de otra forma.

Él pidió algo así al entrar en la farmacia. Recuerdan que dijo algo como "Vengo a por mi medicina para el alma".

No era necesario tener una receta. Si un día no podías respirar, si se te quedaba atascada la risa o te fallaban las fuerzas, ibas a cualquier farmacia y pedías una dosis. No era barata pero valía la pena. El mundo se volvía un poco menos gris alrededor.

Lo llamaban el recurso de los cobardes, eso sí lo recuerdo. También decían que era de cobardes la literatura, la música y todo lo que te alejara de la realidad. Se trataba de una minoría que defendía la realidad por encima de cualquier felicidad artificial. Incluso había una facción radical, que negaba la felicidad y reivindicaba el sufrimiento como estado natural del ser humano. Pero no había mucha gente a la que le gustase sufrir.

La medicina para el alma te despejaba los bronquios, relajaba tu estómago y te hacía creer que eras feliz. Y en aquel tiempo cualquier mentira podía ser mejor que la verdad.

Por eso pidió medicina para el alma. Porque quería sentirse vivo de nuevo. Porque pensaba, Y qué cojones hago si no, y qué hago con el dolor del pecho, o con el tiempo perdido, o con las lágrimas que nunca llegaron a salir.

De vez en cuando deseaba volver a sentirse como un niño. Dormir toda la noche, mancharse la camiseta con helado de chocolate, hacer el mayor castillo de arena jamás visto. Quería volver a leer aquellos cuentos en los que volar era tan sencillo como pensar en algo agradable y tu mayor enemigo era un pirata al que le faltaba una mano.

Y dando tumbos por la calle echaba a correr el reloj, porque no tenía prisa, porque en casa le esperaba el sentirse un poco más solo y un poco más borracho, algo más enfermo y muchísimos años más viejo.

4 comentarios:

  1. Hay muchas medicinas para el alma: el helado de chocolate, el sacar a pasear al perro, el ir a aquel parque donde te encuentras tan a gusto con el trino de los pajaritos, el reír con compañeros, el compartir con la familia...

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  2. pero cuidado, hay medicinas que causan addición...

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